sábado, 12 de enero de 2008 | |

Diario de una masía



En el año 2000, en una masía, falleció un señor por culpa de una embolia. Era un señor que se hacía querer y que mucha gente le conocía.
Al día siguiente, sus hijas vinieron a reclamar su herencia y la masía se tuvo que vender. Al verano siguiente, una noche se escucharon ruidos muy extraños que nunca antes se habían escuchado en esa masía tan humilde.
Varios días después la señora de la casa estaba cerca de la ventana y se puso a beber agua. De repente la figura de mi tío apareció ante los ojos de mi madre que se quedó paralizada de terror. Acto seguido, mi madre llamó a mi hermano y salió corriendo a ver si había alguien o alguna cosa por el estilo.
Desde aquel día, en mi casa han pasado cosas extrañas por la noche. Por ejemplo, por los pasillos se ven sombras, se escuchan pasos y se escuchan ruídos fuertes como si llamaran con algo de hierrro.
Hoy,31 de enero de 2008, nos tenemos que mudar debido a que sus hijas quieren su media masía.
A mí me entristece mucho tener que irme de la casa donde he estado toda mi vida, pero espero que los espíritus que hay en aquella casa nunca perdonen lo que nos han hecho.
Aquí se acaba el diario de la masía.

Drotzu 2ºC

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